Dulce de membrillo

El membrillo es una fruta típica de otoño, que cuando se recoge desprende durante días, un aroma que impregna toda la casa. A veces incluso da pena cocinarlos y perder su efecto ambientador.
Es una fruta que apenas tiene azúcar, pero ya nos encargamos nosotros de ponerle ración extra después.
De lo que si está cargadita es de fibra y taninos, lo que la hace muy astringente.
El membrillo se como en muchos hogares, pero aquí, en Guipúzcoa es casi postre obligatorio. Si te vas a comer a una sidrería el postre será queso, membrillo y nueces. Y al final no queda ni una miguita.
Aunque el membrillo que se compra si es de calidad, esta muy bueno, no hay nada comparable a un membrillo casero.
Así que manos a la obra.

Ingredientes:
Membrillos ( los que tengáis)
Azúcar
Agua
  • Lavamos los membrillos y los frotamos con un paño.
  • Los troceamos y quitamos todo el corazón.
  • Los metemos en una cazuela y los cubrimos con agua.
  • Ponemos a hervir durante unos 10 o 15 minutos, depende de lo grandes que hagamos los trozos. Tiene que estar entero pero tierno.
(Casi se me salen uff)
  • Dejamos escurrir en un colador o escurridor. Si se puede, mejor si los dejamos toda la noche. Así nos costará menos tiempo luego cocer el dulce.
  • Los trituramos con un pasapurés.
  • Pesamos los membrillos escurridos y triturados y se suele poner la misma cantidad de azúcar. Yo en realidad pongo solo un poco más de la mitad y luego lo cuezo durante un poco más de tiempo.  A menor cantidad de azúcar más tiempo de de cocción.
  • Cocemos con el azúcar dando vueltas para que no se pegue en el fondo de la cazuela. 
  • Poco a poco irá espesando, pero tened cuidado, porque es bastante traidor, y al hervir hace el efecto volcán, y si os cae una gota de membrillo en la mano, quema mucho. Yo suelo darle vueltas con una cuchara larga y una manopla puesta.

  • Suele tardar alrededor de 45 minutos, Cuando pongáis un poco en un plato y al enfriarse esta espeso, ya está listo. Otro sistema es cuando dejéis pinchada bien derecha la cuchara y no se caiga al soltarla.
  • Echamos todo en una bandeja hasta que se enfríe, y así podremos cortar en trozos para guardar envasado al vacío, por ejemplo.
Este ha quedado rico, rico, rico. Con pan, con queso, con nueces, con galletas, solo, o acompañado es una auténtica golosina.
Y presentado así, no duró ni tres segundos.

Nota: Se pueden pelar los membrillos y con las peladuras y los corazones, metidos en una malla de cocina,  cocer junto con los trozos, y así soltara la pectina que tiene.
Si se hace con piel y todo no es necesario cocinar junto a los corazones. Espesa bien, sin problemas y es mucho más cómodo de hacer.

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