Magdalenas, con la receta de Xabier Barriga
No siempre es fácil encontrar una receta de magdalenas que resulte realmente bien, al menos a mi me ha costado.
La primera vez que preparé este pequeño bollo, hace muchos años, fue un verdadero desastre. Subieron muy rápido y a la misma velocidad que crecieron, bajaron, quedándose como un auténtico pedrusco. Aún así, mi marido que no le hace ascos a casi nada, se los comió, eso si, untadas en la leche, para ver si recuperaban alguna posibilidad de ser masticadas.
Después de esa primera vez,las he hecho muchas veces más, todas con mejores resultados, pero para mi las mejores son las que salen con esta receta de Xabier Barriga. Aparecen en su libro de Bollería.
Así es como las hago
Ingredientes:
125 gr de huevo ( yo utilizo 3 huevos pequeños)
175 g de azúcar
60 ml de leche
190 ml de aceite de oliva suave
210 gr de harina
7 gr de levadura química
canela en polvo ( yo no le hecho)
ralladura de limón (también opcional)
una pizca de sal
- Tamizar la harina junto con la levadura. En un bol batir los huevos con el azúcar hasta que blanqueen un poco, añadir la leche y el aceite y por último la harina, sin batirla en exceso.
- Dejamos reposar la masa en la nevera al menos durante una hora. Tras el reposo batir con energía con unas varillas.
- Preparamos las cápsulas para magdalenas en algún recipiente especial para hacerlas, pueden ser flaneras individuales. Esto hará que el papel al crecer la magdalena no se dé de si hacia los lados, y podrán crecer, tomando esa forma tan característica. Así quedan mucho más bonitas.
- Calentamos el horno a 250º, rellenamos las cápsulas 3/4 partes como máximo de su capacidad.
- Bajamos el horno a 210º y horneamos las magdalenas durante unos 15 minutos más o menos.
Podemos
decorarlas con lo que más nos guste, pepitas de chocolate, almendras
troceadas, azúcar en grano, pistachos, mermelada, sésamo, grosellas....(la decoración se pone antes de hornear)
Luego solo queda resistirse, para no comérselas calientes y dejar alguna para el desayuno del día siguiente.
Madre mía qué fotossss. Da ganas de comerse la pantalla.
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